Mientras en todo el mundo se siguen las instrucciones de la Organización Mundial de Salud (OMS) para evitar mayor número de contagios y muertes por COVID-19, en Tanzania ni siquiera actualizan la lista de contagiados.
Esto no se hace desde abril del año pasado y el presidente de se país, John Magufuli, insiste en que la enfermedad ha sido derrotada. Oficialmente, la cifra de casos sigue siendo apenas 509.
Ahí no hay confinamiento, se han reabierto las escuelas, han permitido la celebración de grandes eventos deportivos, entre otras actividades que la OMS ha recomendado dejar de lado para que la proliferación del virus no continúe.
Incluso no se usaban mascarillas, pero eso cambió tras la muerte del vicepresidente de la isla semiautónoma de Zanzíbar por coronavirus. Magufuli ya recomendó el uso de mascarillas, pero solo las fabricadas en el país.
El argumento del mandatario es que la gente debía dejar de vivir con miedo y confiar en Dios y en los remedios tradicionales africanos para prevenir contagios. Eso ha significado que la nación africana no cuente con un plan de vacunación hasta el momento.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha unido su voz a las muchas que le piden a Tanzania tomarse en serio la crisis, para el bien de sus ciudadanos, de los países vecinos y de todo el mundo, especialmente luego que varios países han reportado que muchos ciudadanos de Tanzania han dado positivo al virus en sus territorios.ecuavisa
